LA FRASE

"¿La diferencia entre Erótico y Pornográfico? erótico es usar un pluma; pornografía es usar la gallina entera..."
Robin Williams, en Weapons of Self Destruction

martes, 27 de mayo de 2008

Fábula del Graffitti.

-Dale q la vieja caminera viene!!!
-pará pará que ya termino...la ultima pintada....y quedó!
-Que pedazo de graffiti!!!....sos un grosso man!, ahora rajemos antes que....uuuhhh!! ahí viene la vieja caminera!!! rajemos....
El rinoceronte amarillo con tanga bordó apareció doblando la esquina, y, enfundada en él, la vieja caminera hacía alarde de sus dientes postizos nuevos riendo a troche y moche...hasta que divisó el graffitti...ahí le cambio la suerte a todo el mundo, porque empezó a azuzar al rino hasta que este perdió la paciencia, bajó los espoilers, la cabeza, subió el aleron trasero para ganar velocidad, abrió las alas de murciélago que tiene y salió a embestir lo que se le cruce, al grito de "Viva la Patria carajo!!!!!", mientras la vieja caminera se sacaba la dentadura nueva, y en su lugar se ponía la que le habia ganado en un partido de poker al viejo Dracula y gesticulaba, y gritaba: "malditas ratas!! las atraparé aunque sea lo ultimo que haga!!! corre assrraeel, corre!!"
Lo primero que embistieron fue la pizzeria pegada a la esquina. Se subieron a la vereda y empezaron a tirar cuanta silla y mesa se cruzaba...ahí saltaron primero Doña pata y sus patitos, salvo el feo, que es feo pero no boludo y se corrió para un costado, después le choreó la billetera a su difunta madre y salió corriendo para el lado contrario mientras canturreaba: "libre, como el sol cuando amanece yo soy libre"...pobre pelotudo, todavia piensa que el sol amanece porque quiere...es un pobre trabajador de Dios, y encima en negro labura!. Si para eso está el dicho: "Mas pelotudo que el sol".
A la carrera, asrael atrapó a un muñeco, clon cuasi perfecto de pinocho, la única diferencia es que a este muñeco le crecía la mano derecha si decia la verdad, asi que siempre mentia. "Seguí arrastrandome!!, dale segui que me gusta!!"...
Después pasaron frente a la carniceria y se mandaron adentro, como la chacarera...el despiole de viejas con carritos de mandados que hicieron fue tremendo...Salieron rajando cuando el carnicero les tiró un cuchillazo y se le clavó al rino en un costado, haciendole perder nafta....
Las 2 ratas corrian, con unos metros de ventaja, pero empezaron a soñar con que le ganaban una a la vieja caminera y se pasaron de sueño a pesadilla: Esa en que uno corre pero nunca se mueve, y los perseguidores lo alcanzan...pasa que uno corre en una cinta de caminar...ese es el problema segun Froid (primo lejano de Freud, pero con menos fama).
cuando el rino acortaba metros, empezó a perder velocidad, la vieja lo azuzaba una y otra vez, pero el rino seguía perdiendo metros...hasta que la vieja miró el medidor de nafta y constató las sospechas...estaban perdiendo combustible...quedarían segundos como Reuteman en la F1...
Las ratas despertaron de su sueño y comenzaron a correr con todas sus fuerzas hasta que hicieron manteca el piso...que no era de crema, pero patinaba igual.
"Adelantan las ratas por 5 cabezas a doscientos metros finales del disco!" dijo un ornitorrinco con voz gangosa, y fue atropellado por Asrael, por seguir mirando a las ratas.
-Que boludo, con lo que cuesta una operacion post-atropellamientoporunrinoceronteembravecido hoy día, encima las mutuales no lo cubren", dijo un movilero de "Crónica", que estaba cubriendo el hecho "En exclusiva" y "en vivo y en directo" desde algún lugar que no es Recoleta...
Cuando ya cantaban victoria las ratas inmundaspintadorasdegraffitisdemalgusto, apareció Pancho Lamolina y les cobró un orsai inexistente, y le sacó la roja a una por protestar (ya tenía amarilla por robar el aerosol para el graffitti, recordemos) y a la otra la favoreció con el 225, y pudo seguir corriendo por un cienpies que tuvo que abandonar la carrera alocada de huida del rinoechandohumoporlabocaqueatropellaatodoelmundo, por cansancio muscular.
A todo esto el Rino queda clavado en mitad de la calle como perro cazador que encuentra un lemur en su cueva, o juez de línea (layman, para los romanticos) que cobra orsai: apuntando al lugar de los hechos. El "Tano" Pasini, diría luego en su programa "Yo siempre tengo razón", que estas cosas suceden por falta de previsión en los equipos.
La vieja caminera sale despedida y aterriza contra el duro pavimento de jeta como nene que recién empieza a caminar...se rompe la dentadura de Dracula, la nariz del payaso IT, la boca de Pamela David y la mejilla izquierda robada a Mariano Grondona...Buaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! llora la vieja, y aparece la mas vieja, o sea la madre de la vieja, que le dice: "¿vio hijita que no hay que seguir ratas inmundas a caballo de un rino con tanga, porque uno se hace mal?"
-Si mami- contesta la veterana- curame...
-Bueno m´hija...pero vamos pa´las casas...

Y así termina esta odisea rateril por las calles de una ciudad fantasma, con un rino que causa embotellamiento de trafico; una rata que se caga de risa del gobierno corrupto ejercido por la vieja caminera que acudió a mami cuando se le vino la noche, y con Pancho Lamolina enamorado del Patito Feo, persiguiéndolo hasta los umbrales del mismo infierno, pero...esto ya es otra historia.

lunes, 26 de mayo de 2008

En síntesis...

(Nota Editorial, publicada en el diario La Nación, por Malena Gainza)


Desde mediados del siglo pasado, el campo argentino fue la mansa vaca lechera que ordeñaron los gobiernos de turno para cubrir impericias y desaguisados en el Estado y calmar las estridencias de otros sectores del país.

La inexistencia de una política agropecuaria coherente a lo largo del tiempo le drenó energía al campo, debilitando y arruinando a sus productores más vulnerables. Otros, con mayor capacidad económica, lograron conservar su tierra. Pero, agobiados por la excesiva carga impositiva que anulaba su rentabilidad y privados por el Estado de su capital de trabajo con eufemismos tales como "anticipos" de impuesto a las ganancias o aún ¡"ganancia presunta"!, muchos debieron recurrir al dinero fresco del sector financiero proveído por los pools de siembra, para sobrevivir económicamente.

Así fue como la voracidad e ineficiencia del Estado argentino cambiaron nuestro mapa social y productivo, provocando el éxodo de población rural hacia las ciudades y restringiendo la variedad de la producción alimentaria. Hasta que el magnífico granero del mundo, capaz de dar de comer a la humanidad entera, quedó reducido a una gigantesca fábrica de porotos para engordar animales.

Del mítico ganado pastoril argentino poco queda: ahora alimentamos el ganado estabulado de otros países. Y no sólo con soja, porque nuestro trigo actual no es el trigo pan que produce el primer mundo para su gente, sino trigo forrajero, preferido para la exportación por su precio inferior. Y la variedad de papa que comemos, engordadora y poco proteica, en Europa se la dan a los chanchos.

De la crisis de 2001 salimos, gracias al campo en general y al cultivo de soja en particular, pero el estilo K se empecinó en cultivar el maltrato hacia los productores del campo.

Los gobiernos K1 y K2 se apropiaron, amén de la renta agropecuaria, también del éxito económico, como si éste fuera fruto de su hábil gestión. Aunque la salvación cayó del cielo, en forma de lluvia benéfica que ayudó a productores eficientes a lograr cosechas récord, y con China e India incorporándose al mercado mundial de alimentos, el mundo necesitó y pagó bien nuestra abundante producción.

El mandato K1 debió su final feliz a las retenciones agropecuarias impuestas para paliar la crisis, y al efecto multiplicador de la soja, que reactivó un sinnúmero de industrias, como la fabricación de maquinaria agrícola, la producción de fertilizantes, y la industrialización de subproductos del poroto (harinas, aceites, pinturas, jugos, concentrados proteicos, cosméticos, condimentos, etc.), que aportaron nuevas fuentes de trabajo y cuantiosas divisas al país.

Superada la crisis pero con inflación en ciernes, el gran "re k audador" cerró las exportaciones de carne y trigo e impuso el control de precios, empujando así al campo a una siembra de soja cada vez mayor, como única opción agropecuaria rentable.

El poroto siguió valorizándose para felicidad de todos, contribuyendo también a aumentar el impuesto a las ganancias. Pero terminado el mandato K1, en lugar de reducir o eliminar las retenciones, el mandato K2 pretendió subirlas aún más, con una mera resolución de un joven ministro inexperto, sin siquiera consultar al Parlamento.

El campo, unido en una protesta nacional sin parangón en nuestra historia, refutó todos los argumentos esgrimidos desde el poder para justificar tamaña arbitrariedad, y la señora Presidenta, tras 100 días silenciosos en el mando, recurrió, sólo entonces, a vilipendiar la soja, devenida en yuyo indigno en boca suya, aunque ni ella ni su marido le hicieron asco a embolsar pingües cosechas del susodicho poroto, para respaldar la gestión presidencial conyugal.

Cabe cuestionar la sinceridad de esta tardía preocupación socioecológica del gobierno K2 pues, entre 2000 y 2004, distintas publicaciones periodísticas debatieron profusamente los posibles riesgos alimentarios y agropecuarios de nuestro furor sojero.

La cúpula presidencial jamás participó del debate ni se hizo eco de estas inquietudes, que hubieran justificado, quizás, anticipar a cualquier medida económica una propuesta de reducción del área sojera en la próxima campaña agrícola, con incentivos para promover otros cultivos, la leche y la ganadería.

En un país tan vasto como el nuestro, no viene al caso demonizar la soja (hasta tanto la ciencia no confirme su nocividad), ni blandir propuestas de reforma agraria, que ya fracasaron en países soviéticos. Hay aquí lugar para todo tipo de productores (pequeños, medianos, grandes, pools ) y producciones extensivas e intensivas, dada la riqueza natural y diversidad de clima y suelos de las distintas zonas geográficas del país. También abundan tierras fiscales donde ubicar a familias carenciadas y enseñarles a producir alimentos saludables, en vez de hacinarlas en suburbios miserables.

Sería indispensable aprovechar al INTA y a las entidades agropecuarias para desarrollar una labor educativa nacional, a partir de la escuela primaria. Gran parte de la incomunicación entre el Estado y los productores proviene de una prejuiciosa ignorancia por parte de los habitantes de la ciudad sobre la manera en que la gente del campo trabaja y siente al país, particularmente dañina cuando estos citadinos integran el Gobierno. También entre los productores agropecuarios, detrás de actitudes malinterpretadas como impulsadas por la codicia, suele esconderse la ignorancia.

Del productor más grande al más pequeño, todos deben comprender que su mejor negocio es cuidar la tierra, que no es un bien renovable y que, además de ofrecer bonito paisaje, es su más valioso capital de trabajo. No existen milagros en la naturaleza: ella es el milagro. A mayor extracción de nutrientes, menor fertilidad futura, menor rinde previsto, menor calidad del grano, menor dinero por cobrar. Es matemática pura. Sin rotación de cultivos, sin fertilización adecuada, sin rotación ganadera, la tierra se degrada. Pierde el productor, pierde el país. Más fructífero que prohibir es enseñar a pensar. Y cultivar el diálogo.

Nada crece rápido en la naturaleza y los tiempos del campo son perentorios, de aquí la urgencia de un plan agropecuario coherente y programado a largo plazo. A diferencia de la industria, en el campo no es posible trabajar doble turno para recuperar tiempo perdido. Es muy riesgoso el paro agropecuario como medio de protesta, porque la naturaleza nunca para. Además, el hombre puede prescindir de bienes industriales para su supervivencia, pero necesita comer para vivir, y es injusto castigar a la sociedad por el criterio equivocado de unos pocos funcionarios.

Debemos diversificar nuestra producción en pos de una eficiente y variada agroindustria nacional, que cubra la demanda local y permita un amplísimo remanente para su posterior exportación, con el valor agregado que declama con tanta fruición nuestra presidenta. Pero sólo trabajando juntos el campo, la industria y el Gobierno, sin resentimientos, con la prudencia y lucidez que deben primar en el espíritu soberano, lograremos modificar nuestra condición actual de fábrica de porotos para convertirnos, humildemente, en el supermercado del mundo que merecemos ser.

Y así como la Sociedad Rural Argentina adoptó el lema "cultivar el suelo es servir a la Patria", con el fin de jerarquizar la labor del gringo chacarero respecto de la del criollo ganadero durante la inmigración de fines del siglo XIX, ojalá encontremos en nuestro actual gobierno la grandeza de reconocer que, en esta particular coyuntura de protesta agropecuaria, cultivar el diálogo es servir a la patria. Para legarles a los hijos de todos nosotros un futuro mejor.

La autora es productora agropecuaria.

Traspié del gobierno.

(Nota publicada en diario La Nación, por Carlos Pagni.)

Néstor Kirchner logró con su estrategia frente al campo algo impensable hace dos meses: que su esposa fuera la destinataria de la movilización más numerosa realizada contra un gobierno desde la restauración democrática de 1983.

Junto al Monumento a la Bandera se reunieron ayer cerca de 200.000 personas. El Gobierno, desde Salta, enfrentó el fenómeno con el mismo recurso con el que aborda la inflación creciente, algunos escándalos de corrupción y la tendencia de la economía a causar más pobreza: negar.

A orillas del Paraná hubo una concentración de esa clase media, urbana y rural, para la cual parecía destinado, en sus albores, el proyecto político de los Kirchner. Y, sobre todo, la actual presidencia.

El chacarero Alfredo De Angeli, acaso sin advertirlo, echó sal en esa herida: "Si hubiéramos firmado un acuerdo, señora, usted estaría encabezando este acto".

El Gobierno eligió otro destino. Podría haberle hecho una verónica al campo y reducir su conmemoración del 25 de Mayo al límite del protocolo. Pero ayer convocó a un acto que erigió a Salta en término de comparación con Rosario.

Los organizadores rodearon a la señora de Kirchner de gobernadores y ministros trajeados de oscuro; la subieron y bajaron de un helicóptero para recorrer 15 kilómetros, del aeropuerto salteño al centro; la concurrencia fue ordenada detrás de carteles que mencionaban al gobernador que aportó cada pelotón; a seis cuadras se estacionaron 200 colectivos, y una cámara sobrevoló la zona para desnudar que la multitud era inferior a la esperada. No sólo contra el campo, sino también contra sí mismos perdieron los Kirchner.

* * *


El acuerdo del Bicentenario no se celebró y las organizaciones empresariales invitadas, el jueves, para acompañar a la Presidenta, se excusaron. Como el Chaqueño Palavecino, interpretaron que junto a Güemes habría un acto de facción.

Lo que sucedió en la coreografía se repitió en los discursos. Con su retórica de entre casa, los dirigentes rurales desmontaron los argumentos con que el Gobierno los hostiga. Casi logran ocultar las distancias siderales que existen entre ellos. Por ejemplo, Luciano Miguens, de la Rural, se descubrió aplaudiendo citas de Jauretche en boca de Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria.

Los ruralistas huyeron de las cuestiones técnicas. Apenas advirtieron que, de no reducirse hoy la alícuota de las retenciones, mañana se repondrá el paro. Prefirieron sacudirse el cliché de ser una oligarquía golpista. Miguens pidió que terminara el hambre. Fernando Gioino identificó la producción agropecuaria como uno de los vectores de la democratización argentina, sobre todo gracias al movimiento cooperativo. Mario Llambías, de CRA, fue más explícito: "Nosotros no somos la Unión Democrática ni los Kirchner son Perón y Evita".

Pero nadie como Buzzi para correr al campo, en bloque, hacia la izquierda. Como por arte de magia, sacó del bolsillo una carta en defensa del sector firmada por la rosarina Darwina Gallicchio, madre y abuela de Plaza de Mayo. Se entiende por qué, en Olivos, lo detestan.

El autoconvocado De Angeli es capaz de poner en apuros al gobernante más carismático. Ayer se presentó "en concierto". Fue del tren bala ("el negocio está en el proyecto") a la discusión sobre la pobreza ("están aumentando la pobreza para que los vayan a aplaudir a los actos"). Y martilló sobre una fisura política del oficialismo, a la que volverían los demás oradores: "A los gobernadores les van a preguntar: «Papá, abuelo, ¿en el 2008 vos estabas del lado de la provincia que te votó o del lado del gobierno nacional?»".

* * *


El salteño Juan Manuel Urtubey eludió el desafío como pudo: fue tan emotivo en su entonación como evasivo en los contenidos. La señora de Kirchner habló poco. No se refirió a la página de su gobierno que se acababa de escribir en Rosario. Prefirió homenajear a su esposo recordando la crisis de 2001 y su superación. Nada sobre el ex presidente Eduardo Duhalde y su devaluación, sin los cuales no se explica el milagro.

La enumeración de los logros alcanzados por el ex presidente tuvo algo de reproche a quienes, ingratos, se quejan. Pero su vicio fue otro: la obsesión retrospectiva volvió a demostrar la dificultad de los Kirchner para convocar hacia nuevos objetivos, para trazar un horizonte. Sobre todo ahora, cuando el futuro comienza a inquietar más que el pasado.

Cristina Kirchner formuló también, como hace a menudo, una interpretación caprichosa de la historia. Ayer caracterizó al proceso de Mayo como la reacción a una mentalidad para la que "era más importante lo que pensaban desde afuera". Sorpresiva desmentida de la versión según la cual la independencia americana se debió, entre otras cosas, a la apertura a ideas elaboradas por la Ilustración europea, incluso española. Esa distorsión historiográfica importa por la definición política que encierra. "Coloniaje", "liberación", esas palabras que aparecieron ayer en el discurso de Salta, son la manifestación de una doctrina del "desarrollo endógeno" que fascina al venezolano Hugo Chávez y a la que siguen adhiriendo, como hace más de 30 años, los Kirchner. Esa lectura niega que la Argentina moderna haya sido el resultado, por momentos muy exitoso, de una inserción inteligente en la globalización del siglo XIX.

Es decir, en un proceso internacional similar al que ahora se ofrece para una economía agroalimentaria. La negación de aquel pasado cobija una refutación a las posibilidades de este presente. Y es en este problema donde se cifra, en última instancia, el conflicto con el campo.

Discurso perverso y vocación por destruir.

Nota publicada por el diario Perfil. Consulta a una especialista en mediación y un psicologo social, sobre qué debe hacer el gobierno para resolver el problema con el campo.


La solución al conflicto agropecuario más largo de la historia argentina parece lejana, si no imposible. Por eso Perfil.com consultó a dos especialistas para conocer qué consejo le darían al Gobierno para saldar de una vez por todas sus diferencias con el campo.

El psicólogo social Joaquín Pichón Rivière aseguró que “no existe posibilidad de negociación si no se vuelve al punto donde se inicio el conflicto” y, contundente, aseguró que “ si no se cede, no existe negociación, primero hay que retirar el motivo por el cual se inició el conflicto”.

La reunión de hoy fue cancelada porque el Gobierno calificó como amenazadores los discursos del campo expresados ayer en Rosario. Para Pichón Rivière, esto es “una ingenuidad porque el Gobierno mantuvo posiciones duras y, las veces que se sentaron a negociar, las tres veces, la gente del campo se fue como si les hubieran tomado el pelo” y “en uno de esos encuentros, [Alberto] Fernández salió, comentó algo y lo desmintió”.

El psicólogo social analizó que “el discurso del campo es un discurso severo, pero está en relación a la actitud muy manipuladora del Gobierno” y manifestó que del lado del Gobierno existe un “discurso perverso” en el que se culpa al campo de problemas anteriores al conflicto, como son la inflación y la falta de inclusión social.

“El discurso de ahora no respeta la realidad, sino la realidad que quiere mostrar el Gobierno, haciendo de victimario a los que se le oponen y victiminzandose él”, concluyó Pichon Rivière.

Similar es la óptica de la doctora María Rosa Fernández Lemoine, directora del Centro Conciliar, especializado en mediación. “Si se va a establecer una negociación, tiene que haber reglas formales y claras” y en la mesa de negociación deben sentarse “personas que tengan facultades para tomar una decisión”, afirmó en diálogo con Perfil.com.

De acuerdo con Fernández Limoine, la concepción de ganadores y perdedores no puede encuadrarse en una negociación. “Nunca se puede en una negociación ganar el cien por cien, la única manera de ganar el cien por cien es destruir al otro”, advirtió, al tiempo que subrayó que “si uno tiene suficiente poder para destruir al otro, hay que tener en cuenta cuáles serían las consecuencias de obrar de esa manera”.

En este sentido, la especialista dijo que si el Gobierno busca esto y lo consigue, se produciría una “desintegración en la sociedad”, cuyas consecuencias serían desastrosas. “Más que hacer declaraciones generales, tiene que darse cuenta de cuál podría ser su ganancia, aunque perdiera; qué puede obtener frente a la sociedad si cede algo”, sostuvo la mediadora, para quien, en la Casa Rosada no tiene en claro las consecuencias de su accionar porque piensan que “puede crear realidades”.

martes, 20 de mayo de 2008

Kiosco del negro (parte V)

MAR NEGRO:

Si bien las reuniones en el kiosco se dan a cualquier hora con tal de q haya quórum, y se discute sobre cualquier tema, saltando de uno a otro indistintamente, hablándolos al mismo tiempo, o en forma de subgrupos dentro del grupo ppal, existió en una época no muy distante a la de mi llegada, pero si anterior, un ritual realizado una vez a la semana entre un grupo determinado de “Gente del Kiosco”[1]. El ritual se llamaba “Mar Negro” y se llevaba a cabo todos los miércoles a la noche desde la hora de las brujas. El nombre de esta tertulia especial deriva de la conjunción del nombre de un programa de TV q se proyectaba a la misma hora q la reunión mas el nombre del kiosco. Así, “Mar de Fondo” + “Kiosco del Negro”, se transformaron en “Mar Negro”.

El programa de TV para aquellos no entendidos en el tema, se desarrollaba en un estudio con forma de vereda de barrio en la q se reunían los conductores mas invitados especiales (generalmente deportistas) y comenzaban una especie de “charla entre amigos” relatando anécdotas y vivencias pasadas, q son tan añoradas en determinada época de nuestras vidas.

La reunión transcurría de la misma forma, un grupo de amigos q se reunían para contar anécdotas, pero con la salvedad de ser cada miércoles dedicado a un tema especial. Son muy recordadas por la calidad y cantidad de los recuerdos temas tales como “el mejor gol de tu vida”; “antiguas novias”; "aquella vez que pesqué una tararira"; "El mejor lugar para jugar a las escondidas"; etc.

La reunión se acababa cuando se cerraba el kiosco, o mejor dicho, se cerraba el kiosco cuando se acababan las anécdotas.

Mientras se relataban estas vivencias, el elixir inspirador por excelencia pasaba de mano en mano, y el Programa de TV era proyectado en el televisor, pero en “mute” o sea sin sonido, para no distraer a los participantes.

Se ha llegado a odiar de por vida a algún ocasional cliente q ha entrado justo cuando se estaba por convertir el gol o estaba gestándose el primer beso.




[1] No por ser exclusiva esta reunión, sino porque los únicos q había disponibles al momento de realizarse eran siempre los mismos.

La Musa. Por Alejandro Dolina (Parte III)

Conforme se avance en la historia, se tiene la sensación de que no solamente se ha dejado de creer en las musas del Helicón sino que también se ha ido abandonando la idea de cualquier voz ajena al poeta. Más aún, el fenómeno de la inspiración parece no interesar demasiado a quienes analizan los procedimientos artísticos.

Sin embargo, si uno mira con atención puede advertir no sólo a las nueve hermanas de los mitos griegos sino también a otras hermanitas nuevas, musas modernas cuyas voces son ciertamente imperativas. Las presentaré inmediatamente.

Los griegos solían hablar de la musa que proporcionaba dinero. Era la de los poetas de alquiler, como Simónides de Julis en Seos, que componía himnos a todos los vencedores.

Esa musa existe hoy en día y dicta versos vulgares en el oído de los artistas que están a sueldo de la industria y del mundo del espectáculo. Muy a menudo la diosa asume forma humana de gerente artístico y sopla recomendaciones que ayudan a preservar la pureza incorruptible del mal gusto, que es indispensable en ese Helicón invertido que suelen ser los medios masivos de comunicación.

Cuenta Virgilio que Fama, es decir la voz pública, fue engendrada por la Tierra. Está dotada de numerosos ojos y bocas y viaja volando con grandísima rapidez. Ovidio imagina que esta divinidad habita en el centro del mundo y su morada es un palacio sonoro, con mil aberturas por las que penetran todas las voces. Este palacio, enteramente de bronce, está siempre abierto y devuelve amplificadas las palabras que llegan hasta él.

Fama vive rodeada de la Credulidad, el Error, la Falsa Alegría, el Terror, la Sedición y los Falsos Rumores. Y desde su alcázar vigila al mundo entero.

Otra musa de nuestro tiempo es la musa del tópico, del lugar común, la diosa de la comodidad artística.

Uno de los procedimientos característicos del arte refinado consiste en crear dificultades para luego superarlas. El manierismo y el barroco han llevado esta idea hasta lo exasperante.

En la novela Robinson Crusoe, está siempre presente el alarde de resolver las necesidades del náufrago a partir de la modesta dotación de una isla desierta. El ingenio del autor resuelve cada uno de los problemas casi siempre de modos inesperados. Sin embargo, a veces, Defoe, hace trampa.
No lejos de la isla han quedado los restos del barco, y cuando se necesita algún objeto demasiado específico, pongamos por caso un catalejo, Robinson nada hasta el barco y lo trae. Aquí anduvo la diosa cómoda. El que nada hasta el barco no es Robinson Crusoe sino el autor de la novela. Y hay que decir que los poetas perezosos siempre tienen a mano un barco hacia el cual nadar cuando las palmeras de sus islas desiertas no fructifican en catalejos.

Musa inútil, la copia. Sin embargo, copiar algo, aunque se trate de una copia exacta, y especialmente cuando es una copia exacta, produce unos efectos curiosos. La falsificación de un cuadro impresionista es en verdad una obra hiperrealista.
Y en cualquier copia existe la pretensión de ofrecer un signo que se haga olvidar como tal: el signo aspira a ser la cosa, no la imagen de la cosa, sino la cosa.

A lo largo de la historia, el Estado ha aparecido muchas veces vistiendo la ropa de la diosa.
La verdad es que el poder político puede canalizar, utilizar y hasta impulsar una corriente artística. Lo que no puede es crearla. Y allí donde el estado ha intervenido para edificar una estética oficial, el verdadero arte languidece.

Sin embargo, muchos pensadores han apreciado el arte sólo por los servicios que podía prestar al Estado. Tal el caso de Confucio o de Platón, que en “Las leyes” prohibe todo arte que no sea útil a la república. Hoy en día, muchos progresistas del mundo entero exigen que la creación artística sea socialmente útil, como aquellos nihilistas que llegaron a proclamar que un par de botas era más útil que todo Shakespeare.

Voy a citar ahora dos casos de intromisión del Estado en la poesía que ocurren en el mismo país y cuya cabeza visible es una mujer, como conviene a esta charla.

La dinastía Tang gobernó el imperio de la China entre el 618 y el 906. Parece que el buen gobierno de los Tang se debió más a las instituciones ideadas para regir el imperio que a la personalidad de los emperadores. La concepción de la llamada “Carrera abierta de los talentos” fue una invención china.
Los Tang ampliaron el sistema de exámenes que existía para evaluar a los funcionarios. Hasta ese momento era indispensable la erudición. Después se agregó otra exigencia: el ejercicio de la poesía. Una emperatriz llamada Wu estableció que la poesía fuera un requisito esencial para ingresar a la administración pública y para ascender en la misma.

Wu fue muy elogiada por permitir el ascenso social de hombres de condición humilde pero de gran talento. Debe decirse que este ascenso social llegó en algunos casos hasta la misma cama de la emperatriz, donde solían solazarse algunos poetas. Se tenía en tal estima a la literatura durante aquella dinastía, que el gobierno se veía obligado a dar empleo a todos los que tuvieran talento literario.

Por esos tiempos había una distinción entre la literatura práctica llamada pi y la composición estrictamente literaria llamada Wen, que estaba en relación con la expresión agradable. Así, por ejemplo, las obras de Confucio eran pi. A pesar de las protestas de algunos funcionarios importantes, el estilo wen se puso de moda, con lo que se oscurecía el significado de los textos administrativos.
La frase “Prohibido estacionar durante las 24 Hs.” Podía escribirse así en estilo wen:
Que nada se detenga nunca.
Las horas, los vientos, las pasiones
no estarán mañana donde están hoy.
El viajero vuelve al aposento
donde quedó su amada
pero su amada ya se ha ido
y el aposento también.

Veamos otra ordenanza municipal: Prohibido escupir en el suelo Pasémosla al estilo wen:
De los portones del alma,
de la morada del beso
del manantial del lenguaje
absténganse de salir
ofensas líquidas
a la dignidad horizontal
que nos sostiene,
manga de chanchos.

Wu fue una verdadera musa inspiradora para un ejército de burócratas que poetizaban. Más de mil años después, otra musa apareció en la China.

En 1965 Mao Tsé Tung concibió la idea de lo que se llamó la revolución cultural.

En ese momento, China estaba gobernada por un triunvirato: el propio Mao, el jefe de estado Liu Shao-chi y el jefe del ejército Lin Piao.
Mao decidió abordar indirectamente la nueva obra y empujó hacia el centro de la escena a su esposa, la actriz cinematográfica Chiang Ching. Se habían casado en 1939. Ella había actuado en Shangai durante los años treinta, utilizando el nombre profesional de Lang Ting. Durante los primeros veinte años de su matrimonio Chiang Ching se mantuvo en un plano muy secundario. Pero de pronto se convirtió en el centro de un grupo de intelectuales descontentos, escritores fracasados, actores de segundo orden, y en general, de un grupo que deseaba ejercer el dominio de las artes y radicalizarlas.

Chiang Ching tuvo su oportunidad cuando Mao le permitió organizar el festival de la ópera de Pekín acerca de temas contemporáneos en el gran salón del pueblo. Eran 37 óperas nuevas, casi todas sobre la revolución, representadas por 28 compañías proletarias provenientes de 19 provincias. Lo que es todavía más sorprendente, Mao le permitió pronunciar un discurso, el primero a cargo de una mujer desde que él había tomado el poder. Chiang Ching arremetió contra el teatro clásico Chino, dominado por los antiguos temas de héroes, heroínas, emperadores, príncipes, eruditos y, sobre todo, espectros y demonios.
Recomendó la representación universal de ciertas óperas modelo, por ejemplo una que se llamaba Incursión sobre el regimiento del tigre blanco y captura de la montaña del tigre mediante la estrategia. Todo esto molestó al alcalde de Pekín, el mandarín y erudito Peng Chen, que se negó de plano a seguir las instrucciones de Chiang Ching.

La señora juró venganza. Se instaló junto a Mao en Shangai. Peng Chen, el mandarín, fue despedido y ella fue designada asesora cultural de todas las fuerzas militares. El 20 de marzo de 1966, Mao convocó a la juventud iletrada. Chiang Ching se convirtió en el espíritu rector de un grupo de activistas y fue designada especialmente por Mao para encabezar la revolución cultural.

Los primeros guardias rojos aparecieron a fines de mayo. Pertenecían a la enseñanza secundaria. Tenían de 12 a 14 años. Pronto se les unieron otros, que desataron una revolución contra los intelectuales, contra los que admiraban lo extranjero, contra los maestros y contra todos aquellos que según ellos eran contrarrevolucionarios.

Empezaron los famosos carteles de caracteres grandes, donde se leían amenazas. Las pandillas recorrían las calles y cortaban el pelo a las muchachas que usaban trenzas, a los varones que usaban pantalones de estilo extranjero se los destrozaban. Se organizaron fogatas callejeras con los artículos prohibidos, que incluían naipes, juegos de ajedrez, discos de jazz y una amplia gama de objetos de arte. Las bibliotecas fueron saqueadas y clausuradas. Entre tanto, Chiang Ching se había dedicado a gobernar el mundo de la cultura y a hablar en mitines de masa, en los cuales denunciaba al capitalismo, el jazz, el rock and roll, el impresionismo, el arte abstracto, etc. Aprovechó para saldar cuentas pendientes con el mundo del teatro y el cine de los años treinta. En una ocasión llevó a todos sus enemigos, incluido en antiguo alcalde de Pekín, al estadio de los trabajadores con pesados carteles de madera colgados del cuello.

Las pandillas de Chiang Ching se apoderaron de la televisión, los diarios y las revistas. Confiscaron todas las películas existentes y las presentaron corregidas. Chiang Ching asistía a los ensayos de la orquesta filarmónica central y zarandeaba al director Li Te Lung. En el ballet, prohibió los dedos de orquídeas y las palmas vueltas hacia arriba, y en cambio favoreció los puños cerrados y los movimientos violentos para demostrar el odio a la clase terrateniente.

Después de prohibir prácticamente todas las formas de expresión artística, Ching Ching se esforzó con desesperación por llenar el vacío, pero no fue posible producir gran cosa: dos obras orquestales, cuatro óperas y dos ballet. Tampoco pudieron producirse muchas películas. Ching Ching decía que había sabotaje. A fines del verano de 1967, Mao ordenó a Ching Ching que suspendiese toda la actividad. En el otoño Mao retiró todo el apoyo oficial a la revolución cultural y utilizó al ejército popular de liberación para restablecer el orden. Chiang Ching, la musa de la revolución cultural, fue perdiendo poder.

En 1973 ya no vivían juntos. Poco antes de su muerte, Mao recibió un informe acerca del sistema educativo por parte del presidente de la universidad Qinghua, que había sido purgado por Chiang Ching y después rehabilitado. Mao le dijo que hablara sólo tres minutos.
Recibió esta sombría respuesta “Treinta segundos bastarán. Los alumnos universitarios estudian los textos de los alumnos secundarios y su nivel académico es el de las escuelas primarias”.
Mao falleció el 9 de septiembre de 1976. Los enemigos de Chiang Ching querían cortarla en 10 mil pedazos. Fue juzgada en 1981 y condenada a muerte. Dicen que durante el juicio llegó a desnudarse.

domingo, 18 de mayo de 2008

"Supimos que todo es posible... en 1968"

A 40 años del mítico mayo francés, la revista Ñ (del grupo Clarín) publica una serie de notas muy buenas, sobre lo que fue, quiso ser, y cómo se vivió en París y el resto del mundo...


Y de regalo, un tema de Joaquín Sabina al respecto:

Artista: Joaquín Sabina
Album: Inventario
Canción: 1968

Aquel año mayo duró doce meses
tú y yo acabábamos de nacer
y un señor muy serio moría del disgusto
en la primera página del ABC
los claveles mordían a los magistrados
París era un barrio con acordeón
Marx prohibió a sus hijos que llegaran tarde
a la dulce hoguera de la insurrección
la poesía salió a la calle
reconocimos nuestros rostros
supimos que todo es posible
en 1968
Jean Paul Sartre y Dylan cantaban a dúo
jugaban al corro Lenin y Rambo
los relojes marcaban 40 de fiebre
se hablaba de sexo en la empresa Renault
dos y dos ya nunca más sumaron 4
sufrió mal de amores hasta Degault
en medio de Praga crecían amapolas
como un reto rojo al gris hormigón
la poesía salió a la calle
reconocimos nuestros rostros
supimos que todo es posible
en 1968
Pero no pudimos reinventar la historia
mascaba la muerte chicle en el Vietnam
pisaban los tanques las flores de Praga
En México lindo tiraban a dar
mientras Che cavaba su tumba en Bolivia
cantaba Masiel en Eurovisión
y mi padre llegaba puntual al trabajo
con el cuello blanco y el traje marrón
si ahora encuentro aquel amigo
leo en el fondo de sus ojos
que ya se secaron las flores
de 1968.

Los cuadros hicieron huelga en los museos
París era rojo, San Francisco azul
un vagabundo fue elegido alcalde
y la Sorbona estaba en Catmandú
sobreviva imbécil! es el rock o la muerte
beba coca-cola, cante esta canción
que la primavera va ha durar muy poco
que mañana es lunes y anoche llovió.

si ahora encuentro aquel amigo
leo en el fondo de sus ojos
que ya se secaron las flores
de 1968.


sábado, 17 de mayo de 2008

Cristina, al otro lado del espejo.

(Nota Editorial, publicada por Tomás Eloy Martínez, para La Nación.)

Es casi seguro que, como la mayoría de las chicas educadas de clase media, Cristina Kirchner leyó en algún momento de su infancia los dos libros de Alicia , que Lewis Carroll escribió entre 1865 y 1871. No debió de imaginar, sin embargo, que alguna vez podría atravesar los espejos, como Alicia, y mirar la realidad desde el otro lado, donde están al revés las letras, los números y las cosas que pasan.

Aunque Carroll no era un vidente sino un escritor de genio y un maestro de la lógica simbólica, en esas obras previó, hace más de un siglo, algunos de los hechos sorprendentes que pasan ahora en la Argentina. Como sucede desde el principio de los tiempos, la literatura bien leída suele ser la meditación más lúcida sobre los desatinos de la realidad.

Hace apenas ciento sesenta días, la Argentina parecía encaminarse hacia un horizonte de prosperidad, con las tensiones sociales bajo control y un crecimiento económico constante. Sobre la nueva presidenta aún pesaba la sombra de un predecesor diestro en acumular poder y más diestro aún en retenerlo, pero a la vez celoso de no compartirlo con nadie y cerrado a cualquier opinión adversa. Como en el primer libro de Alicia , el ex presidente Néstor Kirchner se mostraba como la autoridad que dicta la sentencia primero y oye el veredicto después.

Cristina, que hizo numerosos viajes al exterior mientras fue candidata a la presidencia, parecía la gobernante adecuada para expandir las fronteras nacionales e instalar a la Argentina en el lugar de importancia mayor que le asignaban su cultura, su economía en expansión y su peso geopolítico. Nada de eso ha pasado.

En el diario El País, de Madrid, una larga nota publicada el 13 de mayo subraya los extremos a los que ha llegado el aislamiento internacional de un país que parece resignado a un destino de languidez. Un ejemplo: es el invitado de honor a la Feria de Francfort de 2010 -una de las vitrinas más privilegiadas para exponer lo que una comunidad ha sido capaz de crear-, y allí donde la India y China se tomaron cinco años para organizar las muestras de su grandeza, en la Argentina no se ha pasado de promesas, conversaciones vagas y trabas burocráticas cuando ya sólo faltan dos años para el acontecimiento.

Las encuestas más rigurosas muestran una declinación sin pausa en la popularidad de la Presidenta y de su predecesor. Cristina atribuye la responsabilidad de esa caída a las malas noticias de los medios adversos, que ponen en segundo plano otros datos importantes para el Gobierno, como la disminución de los índices de pobreza, y suponen que la inflación roza el 25 por ciento cuando los números oficiales afirman que es inferior a 9.

La Presidenta ganó las elecciones con casi 45 por ciento de los votos y con el fuerte deseo colectivo de que le fuera bien. Pero, como sucede con los individuos, también las comunidades se desalientan y se deprimen, y ese desánimo suele reflejarse en encuestas, cuya independencia puede disgustar pero no se discute. A fines de marzo, la imagen positiva de la jefa del gobierno nacional cayó al 36 por ciento. Un mes más tarde, aunque sólo en Capital Federal, la consultora Julio Aurelio averiguó que la imagen negativa de la Presidenta había aumentado de 50 a 67 -17 puntos en un mes-, en tanto que la imagen positiva era de un alarmante 29 por ciento.

Las cifras son frágiles y son sólo espejos de una realidad que se mueve a la velocidad de la luz, pero cerrar los ojos ante ellas o atribuirlas a conspiraciones y campañas de enemigos malintencionados equivaldría a meter la cabeza bajo la tierra para no ver el sol. La Presidenta cree -y así lo repite- que las palabras de los medios de comunicación están desvirtuando lo que pasa y mostrando lo que no se debe. Parece suponer que toda verdad distinta de su verdad equivale a una traición que exige ser castigada. En el segundo libro de Alicia aparece un personaje insólito, Humpty Dumpty. Es tan seguro de sí que podría confundirse con un personaje mayor del gobierno K. En uno de sus diálogos, insiste en que, cuando él usa una palabra, "esa palabra significa exactamente lo que yo decidí que significara. Ni más ni menos". "La cuestión es -responde Alicia- si usted puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas distintas." "La cuestión es -porfía Humpty Dumpty- saber quién es el que manda aquí. Eso es todo."

La cuestión es, sin embargo, cómo se ven las cosas a un lado y otro del espejo: cuándo un provocador es en verdad un defensor de la democracia, cuándo las protestas son conatos de conspiración, cuándo una información verdadera es traición. Y de qué clase de traición se trata: traición a los datos de la realidad o traición a la miríada de significados que tiene cada palabra en el lenguaje de Humpty Dumpty. Ya sabía Carroll que, cuando se avanza en una dirección nada es tan difícil como volver atrás. De los errores hay que saber regresar, pero nadie quiere hacerlo cuando cree que los vientos de la razón soplan de su lado.

La Presidenta ha insistido en todos sus discursos de los últimos días en que trata de consolidar una distribución más justa de la riqueza. El 12 de mayo señaló que, desde octubre hasta marzo, la pobreza bajó del 23,4% al 20,7% y la indigencia del 8,2% al 6%. Todos los diarios reprodujeron esos datos, aunque en este lado del espejo -el lado de la realidad- hay evidencias que los cuestionan. Las cifras del Indec -la oficina que estudia las variaciones en los precios- han perdido credibilidad y ya nadie las lee sin aprensión.

La consultora Equis, de Artemio López, estableció que, entre marzo de 2007 y marzo de 2008, el costo de la canasta básica creció un 30%, a un paso mucho más redoblado que el de los salarios. Se ha comprobado que los hogares con mayores ingresos gastan el 23% de sus consumos en alimentos, en tanto que los más pobres se desprenden del 55%. Si esas proyecciones se mantienen, a fines de este año la pobreza habrá alcanzado el 30% y habrá aumentado así la brecha entre los que tienen más y los que tienen menos. Y la verdadera cara de la injusticia no necesitará ocultarse detrás de números verdaderos o amañados.

En el segundo libro de Alicia , el Unicornio da una ajustada lección de cómo están sucediendo las cosas. Sentada a orillas de un arroyo, la heroína de Carroll debe cortar un pastel. Fracasa una vez y otra. El Unicornio la reconviene entonces: "No sabes cómo se manejan los pasteles del espejo. Primero se los reparte y después se los corta". Cuando Alicia regresa a su lugar con la bandeja vacía, el León -que lo ha observado todo- le dice que ha llegado ya el momento de cortarlo. Cortar la nada. Ver a nadie.

Esa es la imagen, la huella que la Argentina, sumida al otro lado del espejo, está mostrándole a la realidad: la imagen de un país aislado en su ciega suficiencia, empacado en su razón -que es la razón de nadie más-, condenado a tocar el bombo en las plazas y en los caminos no se sabe por qué ni para la gloria de quién. Hace un año se eligió a una presidenta -sólo a una- que prometió un país próspero y orgulloso. Es obligación de la nación entera defender las instituciones que esa presidenta representa, del mismo modo que es obligación de la Presidenta -de ella sola- llevar adelante el mandato a que se comprometió.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Soledad Argentina.

Nota publicada en el Diario "El País", de España el día 14/05/2008, respecto de la ¿Política? de relaciones exteriores de nuestro País...

Argentina está sola. Su relación con Venezuela la ha alejado de Estados Unidos, un conveniente socio y aliado. A Bolivia le ha dado la espalda cuando más la necesitaba y su amistad íntima con Uruguay pasa por su peor momento. Poco a poco, Brasil le ha arrebatado todo su poder de influencia regional y con España, la madre patria, apenas si se escribe. El peor efecto a largo plazo de la crisis de 2001 para Argentina ha sido su desaparición del mundo. El país suramericano ha descuidado dos ejes clave de su política exterior: el fortalecimiento del Mercosur y las relaciones con la Unión Europea, ha perdido peso en los foros internacionales y ningún líder mundial se muere por visitarlo. En marzo, la secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, ignoró sin rodeos a Argentina en una visita que hizo a Brasil y Chile.

A la falta de una estrategia en política exterior se ha unido el carácter huraño del matrimonio que lleva en el poder desde 2003. Al ex presidente Néstor Kirchner no le importaban las relaciones internacionales, llegaba el último a casi todas las cumbres donde Argentina tenía algo que decir y se iba el primero. Kirchner es un economicista obseso que no se da cuenta de que la tercera potencia latinoamericana no puede sobrevivir sola y que debe tener una posición sobre los temas que se debaten en su región y el mundo. Lo triste es que con el modelo continuista de su esposa Cristina Fernández, presidenta desde diciembre, tampoco recuperará el lugar que por historia y cultura se merece.

Argentina tuvo una clara oportunidad para hacerse un hueco entre las voces que pesan en la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) de 2003 en Cancún. El país, representado entonces por Martín Redrado, fue parte del grupo que plantó cara a los Estados desarrollados en la lucha por un comercio más equitativo. Allí estaba Argentina, junto a Brasil, India, China y Suráfrica; y la prensa mundial quería saber lo que estos países pensaban. Allí estaba Redrado, junto al ministro de Exteriores brasileño Celso Amorín, la tarde en que el quinteto apoyó a los Gobiernos africanos para echar por tierra una cumbre a la que la UE y EE UU acudieron no sin cierta prepotencia. Argentina y Suráfrica no supieron aprovechar el tirón de popularidad que les dio la cita de México y se cayeron del cartel, mientras que Brasil echó mano de su maquinaria diplomática para lograr que le invitaran a los grandes foros internacionales y China e India se afianzaron como las potencias emergentes que eran. Para la cumbre de la OMC de Hong Kong de finales de 2005 ya sólo importaron las opiniones de Amorín y del ministro indio de Comercio, Humayun Khan. El titular de Exteriores argentino, Jorge Taiana, apareció en alguna de las últimas ruedas de prensa sentado en un extremo de la fila de conferenciantes muy molesto.

Durante el mandato de Néstor Kirchner, Argentina forjó una gran alianza con Venezuela que le valió para firmar contratos de suministro energético, colocar bonos de deuda pública al Estado venezolano y hasta para salvar de la quiebra a una empresa láctea. Pero como otro gran aliado de Venezuela es Irán, Kirchner no dudó en enfrascarse en una feroz batalla dialéctica y judicial con Teherán para evitar una confrontación con Washington y para aplacar la ira de la comunidad judía argentina, segura de que los iraníes han estado detrás de los atentados contra la embajada israelí en 1992 y una mutua médica judía en 1994 que costaron más de 100 vidas. Mientras Kirchner juega a quedar bien con todos, la diplomacia argentina le da la espalda a la crisis que vive Bolivia.

A pesar de que el país andino se sitúa al borde de la guerra civil, Buenos Aires desaprovecha la histórica influencia que tiene sobre La Paz y no hace nada para aliviar una situación que amenaza con desestabilizar toda la región. La política exterior argentina hacia Bolivia siempre se ha esforzado por sacar a La Paz de la órbita de Brasilia y atraerla hacia Buenos Aires. Basta recordar que el presidente Juan Perón accedió a comprar gas boliviano a principios de los setenta no por razones económicas sino estratégicas, para ayudar a Bolivia. Estos acuerdos se mantuvieron tanto durante las dictaduras de Jorge Videla y Hugo Bánzer como ya en las democracias de Raúl Alfonsín y Hernán Siles Suazo. Recientemente, la diplomacia argentina ha decidido ocuparse de la crisis boliviana. Pero ya no sola: Brasil y Colombia también participan en la mediación entre el Gobierno de Evo Morales y las provincias del Oriente, ricas en gas y petróleo.

Incapaz de hacer algo por Bolivia, el Gobierno argentino se enfrasca a tiempo completo en un sorprendente conflicto: la pugna con Uruguay por la construcción de papeleras en la margen uruguaya del río fronterizo. La evolución de este conflicto es probablemente el mejor ejemplo de la inexistencia de una estrategia de política exterior y de la propia crisis de representación interna que vive Argentina, en la que no hay ningún partido que cuestione la marcha de la diplomacia. Entre finales de los ochenta, cuando Uruguay hace pública su intención de crear una zona de reforestación para producir pasta de celulosa, y febrero de 2005, cuando el ex presidente Jorge Battle autoriza a la empresa finlandesa Botnia a construir la segunda planta de pasta de celulosa (con una inversión de 1.200 millones de dólares, la mayor recibida jamás por el país, y la perspectiva de crear cientos de miles de empleos), apenas se mentó el asunto de las papeleras. Durante todo ese tiempo, más de 15 años, ésta fue una cuestión que ambos países supieron gestionar sin mayores inconvenientes.

A partir de abril de 2005, cuando el Gobierno del socialista Tabaré Vázquez ratifica el compromiso uruguayo con las papeleras, la situación desbarra hasta convertirse en el agrio conflicto que ha llegado hasta la Corte de La Haya. Las organizaciones de ambientalistas y los gobiernos municipales y provinciales llenaron el vacío dejado por el Gobierno central en política exterior. Kirchner, por puro populismo, respaldó a estos grupos y Argentina acabó por convertir en papel mojado el tratado del río Uruguay de 1975 y el tratado de Asunción de 1991 que garantiza la libre circulación de bienes y personas en el área del Mercosur, permitiendo el bloqueo sistemático de la frontera fluvial. Era desconcertante ver al ex presidente Kirchner hacer una férrea defensa del medio ambiente cuando de las más de 200 leyes presentadas por su Ejecutivo al Congreso durante su mandato sólo un par fueron de protección ambiental. Mientras Buenos Aires buscaba la condena internacional de los planes uruguayos, Montevideo no paraba de cosechar respaldos a su proyecto.

Cristina Fernández hereda de su marido el conflicto con Uruguay y lo aviva. En su discurso de toma de posesión de diciembre de 2007 la presidenta trata a los uruguayos como hermanos y al mismo tiempo les acusa de violar los tratados internacionales. El presidente Vázquez estaba en la ceremonia, así que las declaraciones como poco pueden calificarse de inoportunas. No es de extrañar que tras este conflicto Uruguay se plantee dejar de ser miembro del Mercosur para convertirse en "asociado" y tener vía libre para negociar un acuerdo de libre comercio con Washington. Poco después de este desplante, otra crisis demostró el poco talante diplomático argentino. La presidenta ordena al Parlamento "repudiar la ofensa" de EE UU porque durante una investigación de las autoridades estadounidenses salta la sospecha de que Fernández ha recibido financiación para su campaña de parte del presidente venezolano Hugo Chávez.

En Europa poco se recuerda la existencia argentina excepto por sus excelentes futbolistas y porque visitar hoy Buenos Aires es barato gracias a la fortaleza del euro. Cristina Fernández pasó recientemente por París sin pena ni gloria. Al volver prefirió reunirse con la modelo Naomi Campbell que contarle a la prensa qué acuerdos clave para Argentina había cerrado con Francia. A España como presidenta aún no ha viajado y, aunque mantiene una relación cordial con el Gobierno de Zapatero, ni el mundo político ni el empresarial español le echan de menos. Tras su paso como candidata en julio del año pasado, a nadie le quedó claro cuál era el proyecto político, económico y social de Fernández. Casi un año después lo que entonces fueron dudas ha dado paso a la indiferencia.

jueves, 8 de mayo de 2008

Kiosco del negro (parte IV)

REGLAMENTO DEL KIOSCO:

Existe en el kiosco una enumeración de reglas a seguir que no se les exige a los clientes, sino a los miembros de lo que hemos denominado “Gente del Kiosco”. Esta enumeración de reglas, mas conocida como “Leyes Institucionales Para el Correcto Manejo de las Personas Detrás del Ultimo Mostrador” (también conocido como LIPCOMAPEULMOS), no está escrito en ningún código, recopilación o compendio de leyes; sino q se transmite oralmente desde los miembros más viejos a los más nuevos del grupo, para q todos conozcan las pautas a seguir. Debido a este método de organización de las reglas[1] surgen enormes divergencias en cuanto a su interpretación, así como también hay muchas reglas que no se conocen y, por lo tanto, no se aplican; hay otras que se les cambia el número continuamente haciendo imposible reconocerlas por este carácter solo, sino que hay que pronunciarlas cada vez que se intenta aplicarla. Asimismo existen numerosas reglas que han sido reformadas o han mutado en otras, y se aplican indistintamente ambas.

En fin, seria imposible detallar el LIPCOMAPEULMOS atendiendo a los criterios universalmente usados para exhibir un reglamento, por lo que vamos a proceder a enumerar reglas sueltas, que mi memoria me permite transcribir como yo las he recibido, tratando de usar un lenguaje apropiado.

Regla 64: Está terminantemente prohibido maldecir, blasfemar, injuriar, o caer en cualquier tipo de bajeza verbal y/o física cuando un cliente se encuentra utilizando las cabinas telefónicas. Este criterio también se aplicará a los clientes pudorosos que se encuentren comprando en el local. La pena ante cualquier violación de dicha ley será de un golpe (“chirlo”) en la mano del infractor, a cargo del primero que se de cuenta de la infracción.

Regla 356: Está absolutamente prohibido fumar dentro del local, especialmente dentro de las cabinas telefónicas. Esta actividad podrá desarrollarse en la vereda del local, procurando no entorpecer el paso de los transeúntes y/o posibles clientes. La excepción a esta regla se da en épocas invernales y siendo pocos los fumadores (1 como mínimo, 2 como máximo), en cuyo caso se podrá utilizar la “administración”, teniendo la precaución de abrir la ventanita que dicha habitación posee.

Nota: sobre esta regla cabe resaltar que luego fue copiada por el gobierno de la provincia Mediterránea, con el nombre de “Ley 9103”. Esto denota en las disparatadas mentes de esta gente un dejo de inteligencia superior a los legisladores, debido a la antelación de dicha norma en el local.

Regla 14: Después de las 00:00 horas, está totalmente prohibido vender alcohol a cualquier tipo de persona que ingrese al local, salvo que dicho cliente está provisto de una mochila, bolso o similar, para el resguardo del producto de la vista de los zorros multadores.

Regla 147: Todos los gastos ocasionados en función de las tertulias son directamente proporcionales a la cantidad de participantes en ellas. Esto incluye la comida, la bebida, los postres, los tentempiés y demás.

También se incluyen aquí, los elixires y ambrosías utilizados como inspiradores de ideas en las distintas reuniones.

No alteran esta regla las posibles disminuciones de precio otorgadas.

La excepción está dada por la ya mundialmente conocida ley de que “el que rompe paga”, ante cualquier accidente.[2]



[1] Este método, en derecho, se conoce como “Derecho Consuetudinario”, o simplemente como “Costumbre”.

[2] Esto puede ocurrir principalmente luego de la ingesta de varias botellas de elixir (comúnmente cerveza).

domingo, 4 de mayo de 2008

La Musa. Por Alejandro Dolina (Parte II)

En el ocaso del paganismo y en la antigua poesía cristiana, el rechazo de la musa se convirtió en un tópico poético. Empiezan a aparecer intentos de encontrarle sustituto. Juvenco, el más antiguo de los poetas épicos cristianos, pide ayuda al Espíritu Santo y le ruega que lo rocíe con las aguas del Jordán, las cuales vienen a sustituir aquí a las fuentes de las musas. Tibulo, la sustituye por la invocación a un amigo, Propercio invoca a su amada, Ovidio llama a su musa Jocosa y ya en época de los césares, la invocación del emperador llegó a suplantar la invocación de las musas, como ocurre por primera vez en Virgilio.

Comienza además el auge del evemerismo. Evemero es un pensador helenista que impuso la desagradable costumbre de suavizar los mitos que parecían demasiado inverosímiles, intentando contemporizarlos con la realidad: Urano era en realidad un rey al que todos respetaban; los dioses todos eran héroes divinizados; el diluvio, una tremenda inundación en Medio Oriente; etc. La patrística utilizó el evemerismo para hacer inofensivas a las musas transformándolas en conceptos de la teoría musical.

Dante, con la libertad única de un alma grande y solitaria, se atreve a dar cabida en los Campos Elíseos a los poetas y héroes de la antigüedad. Y siguiendo el uso clásico, invoca a las musas en todos los momentos decisivos.

Bocaccio y Petrarca insisten con las sustituciones. Tasso repudia la musa antigua y rechaza los laureles del Helicón. En la Inglaterra de Isabel, Edmund Spencer invoca a las musas sin prejuicio alguno, pero en el siglo siguiente aparece la musa protestante de Milton, la musa celestial, la que inspiró a Moisés en el Sinaí.

En el siglo de las luces, los autores utilizan la ironía. Christoph Wieland presenta a las musas en el Oberon y les ordena primero que ensillen el hipógrifo y después que se sienten en un sofá a referir con calma los acontecimientos. En 1754 Thomas Gray escribió una obra pindárica sobre el progreso de la poesía y allí trata de salvar a las musas trasladándolas a las regiones árticas o al trópico. La musa francesa era también el nombre de la revista mensual publicada en París, en la que colaboraban Víctor Hugo, Emile Deschamps y Alfred de Vigny. Pero en ese tiempo ya nadie creía en las musas.

La verdad es que el pensamiento moderno ha construido un panteón de divinidades abstractas. El lugar de Dios, o el lugar de los dioses, es ocupado por ideas tales como la clase, la raza, la herencia, el inconsciente.

Son ideas interesantes, pero insuficientes para explicar cómo se transforman en palabras. Sabemos que las circunstancias económicas influyen en la poesía, pero no podemos decir de qué manera se vuelven poesía. El psicoanálisis declara que la creación poética es una sublimación. Algunos preguntan por qué en algunos casos esa sublimación se vuelve poema y en otros no.
Freud confiesa su ignorancia y habla de una misteriosa facultad artística. La diferencia entre las palabras del poeta y las del simple neurótico podría establecerse recurriendo a una clasificación de los subconcientes: uno sería el del común de los mortales y otro el de los artistas.

Algunos deterministas sostienen que a falta de musa, el artista es el inevitable resultado de las circunstancias sociales, económicas y políticas. Es decir, que examinadas las condiciones de una región en un momento histórico determinado, es posible conjeturar qué clase de obras se acuñarán allí. Me permito repetir un argumento que ustedes habrán oído muchas veces en el programa.


Al oír Borges que la vida pastoril, típica de la pampa, había producido el Martín Fierro, objetó con justicia que esa misma vida pastoril había sido típica de muchas regiones de América, desde Montana y Oregón hasta Chile, pese a lo cual estos territorios se habían abstenido enérgicamente de redactar El gaucho Martín Fierro.
Ciertamente, lo social y lo económico influyen en el arte. Pero es imposible saber de qué modo.

La gran excepción a los criterios antedichos son los surrealistas. Ellos utilizaron la inspiración como un arma y la transformaron en idea y en teoría. Para el surrealismo, dentro de cada uno de nosotros hay muchas voces. Nada de sujeto y objeto, la inspiración es el centro del mundo. Es algo que nos asalta apenas la conciencia se descuida. André Bretón se burlaba de aquellos que veían en toda obra humana un fruto de la voluntad y mostró los innumerables casos en que la casualidad interviene en los descubrimientos.

En respuesta al individualismo y al racionalismo que los precedieron, los surrealistas acentuaron el carácter inconsciente, involuntario y colectivo de toda creación. Lo poético reside en los elementos inconscientes que sin quererlo el poeta se revelan en su poema.

Ahora bien, es cierto que esta revelación del inconsciente no es voluntaria. Pero abandonarse al inconsciente sí exige un acto voluntario: el tipo decide abandonarse al inconsciente. Es una pasividad que se apoya en una actividad.
Bretón siempre tuvo presente esta insuficiencia de la explicación psicológica y, aunque admiraba a Freud, insistió en que la inspiración era un fenómeno inexplicable para el psicoanálisis.