No Tittle

Durante el día no se siente; uno hace cosas, habla, mira TV; uno busca cosas que no necesita en Internet, uno tiene clases, estudia, vuelve a estudiar; lee, lee diarios, revistas, libros; ve videos graciosos en Youtube. Uno acalla todo eso, reprime todo eso.
Es como el dolor de muelas, durante el día pasa desapercibido.
Pero es a esa hora cuando uno ya se cansó de hacer las mil y una cosas que no tenía que hacer; cuando uno piensa en porqué no tuvo hambre casi en todo el día, en porqué no escuchó música, ni prendió la radio, sino que escuchó el sonido de la ciudad todo el día, y el sonido de la conciencia de fondo; en ese momento, cuando uno apaga la última luz y se queda consigo mismo, en ese fatal segundo, en que la última ráfaga de claridad muere y todo es obscuro; en ese instante en que el silencio parece más callado que de costumbre, en que la obscuridad nos mira con ojos trágicos; en que la cama parece aún mas grande, en ese momento en que no hay un cuerpo que abrazar, ni unas manos que enlazar, ni una piel para sentir; ahí, justamente ahí, es cuando el nudo en la garganta se afloja, cuando el dolor en el pecho cesa, cuando el resplandor del alma se apaga...cuando todo el sufrimiento contenido se hace cuerpo, y ese cuerpo estalla en forma de lágrimas, y esas lágrimas hacen un río, y ese río se seca contra las sábanas.
Uno busca consuelo y no lo hay.
Uno busca palabras y no las encuentra.
Uno necesita un abrazo, una palmada, algo, que no lo haga sentir tan solo, y no lo encuentra.
Uno llora, uno siente, uno extraña, uno ama, uno implora, uno llora, uno escribe...uno vive...

A tu recuerdo, que me hace compañía y es testigo...