(Fragmento del libro "ADN, mapa genético de los defectos argentinos", de Jorge Lanata)
El diccionario define el eufemismo con otro eufemismo: "manifestación suave o decorosa de ideas cuya expresión directa sería dura y malsonante". Un perro mordiéndose la cola.
"Eufemismo" proviene de eu: bien, buen; y femí: decir. Vías de escape de la conciencia a través del lenguaje; diríase también de la condición del avestruz semántico, convencido de que lo que no se nombra, no existe, o existe con menor intensidad.
Nuestra existencia cotidiana transcurre acolchada por eufemismos de todo tipo, aunque no en todos los casos somos víctimas temerosas, otras veces somos cínicos victimarios y elegimos disfrazar los resultados de prácticas atroces. Llamamos "excluidos del sistema" a nuestro prójimo con hambre, miseria o desocupación; "daños colaterales" a la matanza de población civil; "amante de lo ajeno" al ladrón; el "servicio" o el "toilette" al baño; "interrupción del embarazo" al aborto; "gatillo fácil" al asesinato cometido por las fuerzas del orden; "declaración espontánea" a la obtenida bajo tortura en una comisaría; "publicidad no tradicional, PNT" al chivo, generalmente encubierto en el argumento de un programa televisivo; "no vidente" al ciego; "flexibilización" a las facilidades para despedir sin compromisos con el empleado; "ajusticiamiento" al asesinato de cualquier tipo; "limpieza étnica" al genocidio; "intangibilidad de los depósitos" (ley 25.466) a "mejor saquen la plata cuanto antes"; "reajuste" a nuevos aumentos; "corralito" a expropiación indebida de fondos privados por parte del Estado; "reconciliación" a impunidad; "autoahorro" a financiar la fabricación de nuestra compra futura; "en estudio" al proyecto archivado; etc., etc., etcétera.
El ex dictador Jorge Rafael Videla explicó así uno de nuestros mayores eufemismos:
"Pongamos un número, pongamos cinco mil. La sociedad argentina no se hubiera bancado los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario, y así hasta cinco mil. No había otra manera. Todos estuvimos de acuerdo en esto. Y el que no estuvo de acuerdo se fue. ¿Dar a conocer dónde están los restos? Pero... ¿qué es lo que podemos señalar? ¿El mar, el Río de la Plata, el Riachuelo? Se pensó, en su momento, en dar a conocer las listas. Pero luego se planteó: si se dan por muertos, en seguida vienen las preguntas que no se pueden responder: quién mató, dónde, cómo".
"Los desaparecidos —dijo— no tienen entidad. No están ni vivos ni muertos, son desaparecidos."
"Eufemismo" proviene de eu: bien, buen; y femí: decir. Vías de escape de la conciencia a través del lenguaje; diríase también de la condición del avestruz semántico, convencido de que lo que no se nombra, no existe, o existe con menor intensidad.
Nuestra existencia cotidiana transcurre acolchada por eufemismos de todo tipo, aunque no en todos los casos somos víctimas temerosas, otras veces somos cínicos victimarios y elegimos disfrazar los resultados de prácticas atroces. Llamamos "excluidos del sistema" a nuestro prójimo con hambre, miseria o desocupación; "daños colaterales" a la matanza de población civil; "amante de lo ajeno" al ladrón; el "servicio" o el "toilette" al baño; "interrupción del embarazo" al aborto; "gatillo fácil" al asesinato cometido por las fuerzas del orden; "declaración espontánea" a la obtenida bajo tortura en una comisaría; "publicidad no tradicional, PNT" al chivo, generalmente encubierto en el argumento de un programa televisivo; "no vidente" al ciego; "flexibilización" a las facilidades para despedir sin compromisos con el empleado; "ajusticiamiento" al asesinato de cualquier tipo; "limpieza étnica" al genocidio; "intangibilidad de los depósitos" (ley 25.466) a "mejor saquen la plata cuanto antes"; "reajuste" a nuevos aumentos; "corralito" a expropiación indebida de fondos privados por parte del Estado; "reconciliación" a impunidad; "autoahorro" a financiar la fabricación de nuestra compra futura; "en estudio" al proyecto archivado; etc., etc., etcétera.
El ex dictador Jorge Rafael Videla explicó así uno de nuestros mayores eufemismos:
"Pongamos un número, pongamos cinco mil. La sociedad argentina no se hubiera bancado los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario, y así hasta cinco mil. No había otra manera. Todos estuvimos de acuerdo en esto. Y el que no estuvo de acuerdo se fue. ¿Dar a conocer dónde están los restos? Pero... ¿qué es lo que podemos señalar? ¿El mar, el Río de la Plata, el Riachuelo? Se pensó, en su momento, en dar a conocer las listas. Pero luego se planteó: si se dan por muertos, en seguida vienen las preguntas que no se pueden responder: quién mató, dónde, cómo".
"Los desaparecidos —dijo— no tienen entidad. No están ni vivos ni muertos, son desaparecidos."
No hay comentarios:
Publicar un comentario